Aqui te explicare algunos conceptos de kuei jin(super hombre);partiendo por este , Naoki es un muerto o un kuei jin. Vampiros orientalesque no es lo mismo que el clasico vampiro occidental chupa sangre, partiendo porque no son abrazados o mordidos por nadie,ellos simplemente son muertos que volvierona a la vida tras un hecho que los conmociono como una muerte por accidente inesperada, asesinados o con asuntos pendientes. Vuelvan a la rueda carmatica y no se alimentan de sangre sino de Chi. También pueden algunos ir bajo la luz del dia pero solo un determinado tiempo.Los shinma son dioses menores,nada que ver con las hadas occidentales.Seres elementales que pueden ser desde animales(plebeyos),o elementos en si(kamuis),los hay de cada uno de los elementos chinos. Estos tambien mueren,pero cuando un cuerpo muere y el alma del propietario original se va,el espiritu inmortal del shinma y se posesiona del cuerpo moribundo.Ambos casos pueden llegar a tener descendencia, es solo que uno de ellos puede ir por el día sin problemas y el otro es un ser de oscuridad.Ninguno de los dos es malvado, solo como los humanos normales, a conciencia de cada cual.
Conociendo el entorno, de cómo Kaerin se hizo amigos tan extraños.


Un palacio como ninguno, desde el punto de vista de la joven quien nunca vio uno en su vida, ni mucho menos soñó con estar dentro. Los sirvientes caminaban apresurados de un lado a otro cargando el equipaje de las demás postulantes, un juego de colores que la sorprendió. Pero no más que a su olfato aquel dulce olor a comida.
-Cerdo con…- lo siguió embelezada- orégano… manzanas… - al cabo de pocos momentos ya estaba en la caótica cocina.
Una mujer inmensa daba órdenes a otras para arreglar platos de exquisita confección. Frutas adornadas en forma de ave. Cosas de lo más extrañas he incluso comida de la que nunca oyó hablar. Se escabullo entremedio pasando desapercibida y robo una canasta con pan, metió queso- o eso parecía y dio vuelta dos platos dentro saliendo apenas encontró la oportunidad para hacerlo.
Encontró un pequeño jardín, jarrones con plantas muy cuidadas, nada se parecía a su aldea. Se tiro en el pasto mientras arreglaba su pequeño picnic a orillas del estanque de peces de colores.
-Muy bueno…- masticaba un pedazo de pan. Trató de recordar lo que le enseñara el viejo pero no tenía servicios para eso así que luego de engullir lo que más le gustara y dejar en la canasta lo que no, se limpio en la misma ropa claro que en el dorso para que las manchas no se notaran.
Siguió su camino dispuesta a recorre todo lo que pudiera con tal de que no la pillaran donde no debía. Un gran muro que no alcanzaba a saltar por su pequeña estatura. La curiosidad era más grande así que puso manos a la obra tomando los jarrones del lado del estanque apilándolos de mala manera. Recogió unos trozos de madera seca como soporte y se dedicó a escalar con mucho esfuerzo para pasar. A duras penas pudo llegar a lo alto. Un árbol frondoso la cubría del otro lado.
-Puedo...- tiro los zapatos abajo, No es tan difícil- pensó escalando.
No hubo problemas, ningún muro la separaría de su deber de curiosear. Trato de no hacer mucho ruido viendo a lo lejos a dos guardias quienes vigilaban los alrededores.
-No deberías estar aquí- la voz casi la hizo gritar del susto. Un niño solo un poco más alto que ella de cabello oscuro la observaba como si fuese poca cosa- Si te ven te encierran.
-Si yo no debo estar tú tampoco-lo indicó susurrando.
En el punto, el chico no le respondió al contrario le dedicó una sonrisa sarcástica dentro de lo que podía llamarse como tal por la mueca de su rostro.
-Mi nombre es Kaerin- le dio la mano apretándola con fuerza ¿Sabes donde estamos?
-En el castillo interior. Aquí solo pueden estar las concubinas y sus hijos.
-A…- lo miro con despreocupado interés-¿Qué es una cuncunina?
-Concubina- corrigió resoplando- Son las esposas del Emperador actual y el anterior.
-A… ¿Muchas?
-No. Solo cincuenta
-¡Cincuenta!- grito espantada.
El chico le tapo la boca al notar a los guardias se aproximaban y la llevo corriendo hacia otro lado dejándolos atrás.
Corrieron por entre los arbustos, ella solo lo seguía, parecía conocer perfectamente el camino. Se metió dentro de un inmenso jarrón de barro y le indicó a ella hiciera lo mismo. Lo imito sin dudar.
Esperó agitada rogando no la escucharan, no movió un pelo e intento no respirar.
-¿Algo?- escuchó desde fuera
-Nada- un mosquito se metió al jarrón comenzando a sobrevolar arriba de su cabeza.
-Creí escuchar pasos.
-Tú siempre los escuchas
-Debemos estar atentos ¿No? ¿Qué pasa si algún enemigo se mete y nos ataca desde dentro?
-Que hombre más serio- escucho una risa estrepitosa
-Ya veras cuando yo tenga toda la razón
Se les ocurrió justo quedarse a hablar ahí. Mientras el mosquito molesto la acosaba zumbando cerca de su oído amplificando el sonido. La niña no quería moverse de lo asustada que estaba pero si ese condenado seguía acosándola…
En un esfuerzo sobrehumano meneo un poco la mano alejándolo pero el impertinente se le paro en la nariz a tocarse las patas como si nada malo ocurriera. Movió la nariz pero no se fue. Lo soplo pero parecía aferrarse con fuerza burlándose de la situación.
-¿Te quedarás ahí todo el día niña?- era el chico que la miraba desde arriba.
-Solo esperaba- trato de aplastar el mosco con sus manos pero al levantarse se le fue el equilibrio.
El jarrón se meció hacia los lados hasta caer y comenzar a caer con ella dentro. El niño la perseguía gritándole que parara mientras ella solo se agarraba de lo que podía comenzando a marearse ante tanto giro sin control.
Solo la intervención de los guardias logro que no llegara a estrellarse contra las paredes. Al reconocerlo ambos se alinearon haciendo una reverencia, Kaerin se tambaleaba tapándose la boca a punto de echar todo fuera.
-Majestad. No sabíamos era UD.
-Ahora lo saben, ya déjennos solos.
-Pero- se miraron dudosos- Su madre nos ordeno no dejarlo salir. Al menos hasta que sea la envestidura del Emperador.
-No necesito niñeras, ya estoy demasiado grande para esas cosas y mi madre puede creer lo que quiera- se cruzo de brazos enfadado.
-Majestad- le indico uno a la niña tirada en el suelo en estado de bulto.


Despertó con malestar estomacal, aun podía sentir que le daba vueltas el mundo a su derredor. Miro el lugar sin reconocerlo inclinándose con cuidado en la blanda cama.
Paredes adornadas, una joven peinaba sus cabellos frente aun espejo mientras la otra leía una hoja jugueteando con una pipa. Mucho adorno y colores, muros con figuras humanas, baúles de madera, cortinas oscuras y bisillos claros con blondas muy finas. Hasta su almohada olía bien.
-Hola- las saludo dejando de lado su malestar- Soy Kaerin
-No llegaste a la primera comida, la señora estaba muy enfadada y más encima tuvieron que cambiarte las ropas sucias. Reclamaba la que se peinaba.
-A mi me pareció muy aburrida esa comida- soltó una bocanada de humo la chica del extraño gorro amarillo. Soy la princesa Baris y esa es la princesa Ania. No te molestes en hablarle, lo único que hace es reclamar.
-¿Reclamar? Mira niña, no sabes nada de la vida, si realmente quieres ser una princesa debes comportarte como una. Yo lo soy.
-Hablas como la vieja
-¿Vieja?- se molesto dejando el cepillo un lado.
-Si sigues así quedaras calva, ya me lo decía mi abuelita- ambas rieron burlándose de la incomprendida.

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